miércoles, 4 de julio de 2007

En la puerta del supermercado

Tan tranquila con su bolsa de la compra iba andando por el pasillo del supermercado. Feliz con su niño en brazos mirando las suculentas ofertas que se le ponian ociosas en la mirada inquieta.
Se acerco a la salida, allí sentado, harapiento e insulso vagabundo esperaba sin tesón el anochecer, sin ningun objetivo más que seguir con su ruina.

Acercandose a la muchacha, se asusto un poco, lo reflejaba en la mirada, en la cara, asustado por la vestimenta y las pintas, que siempre marcan lo que pensamos de alguien.

De la bolsa salio rondando como la luna, un queso que fue a parar a las piernas del vagabundo. Mirandolo con temor. Muchacha con bolsa en mano penso que hacer. Se levantó, y la miró, con esos ojos profundos de inocencia, y dandole el queso y pidiendo perdón, se deslizó otra vez a su hueco entre cartones.

Fuera ya se fue. Dandole vueltas a la cabeza sobre ese vaganbundo amable que devolvio el queso, acercandose a él, con cara apenada le ofrecio algo de comer.

Una mirada sonriente entre su barba mal afeitada y su cara demacrada apareció, sus ojos llenos de contento y felicidad por hablar con alguien, agradecieron ese gesto. Girando la cara dijo que no necesitaba nada, que gracias.

La muchacha fué pensando, sentía no pena, ya por el pobre muchacho que al fin de no querer nada para vicio, denegaba la ayuda hasta para comer. Si no el hecho de que gente en este mundo en el que vivimos pueda llegar a ser pobre por no poder salir a flote con su vida. Y ya no pena, si no coraje se apodera del corazón bondadoso de una madre embarazada.

Esto es un recordatorio al vagabundo del Dia, que quede siempre tu historia, sin que sea olvidada.

No hay comentarios: