miércoles, 12 de mayo de 2010

Amama

He ido a dos reuniones de la asociación, una como invitado y fotógrafo. Y otra por gusto como fotógrafo. Contare mi experiencia de ese momento.

La primera fue en el desfile de bañadores anual, hace un año. Desde fuera aparentemente es simplemente un grupo de mujeres, entradas en años que hacen un desfile de bañadores, con más vergüenza que soltura. Pero no nos quedemos ahí vayamos mas allá. Si se fijan bien, verán a un grupo de mujeres, muy distintas entre si unidas por un mutuo cariño. Hacia algo más grande, que se conozca la enfermedad y sobre todo que se puede salir de ella. Que tenerla no es el final, que solo es el principio de otra vida, donde simplemente tienes que comprarte los sujetadores en otra tienda. Las mujeres que estaban allí, no eran normales. Se morían de vergüenza y salían riéndose, desfilando ante un grupo de personas, casi todos familiares, que les gritábamos. Solo para ponerlas más coloradas aun. Pero seguían saliendo.

Había felicidad en sus ojos, estaban extendiendo un mensaje, y sobre todo una filosofía. Estaban a gusto con su cuerpo, y no se conformaban con saberlo. También lo proclamaban con orgullo.

La segunda vez que fui, fue por gusto. A una de las reuniones donde estaban haciendo un curso de cocina. Donde la gente ve, o veía una congregación de amas de casa, había algo más. Eran amigas, que no iban a hacer el mejor postre de sus vidas, si no simplemente a pasar un rato divirtiéndose, riéndose, que de eso no faltaba nunca. Y aunque algunas socias no podían estar, las otras suplían su falta con más alegría si cabe.

También descubrí, que hay personas, que sin tener una implicación directa, se implican directamente. Que gastan su dinero y su tiempo solo por ayudarlas y hacerlas reír. Que aprendan, se distraigan y sean todo lo felices que puedan, todo aderezado con un espolvoreo de azúcar moreno.

Puede que no sean las mejores cocineras o modelos con flamantes modelitos. Pero con lo que tenían se las veía tan felices. Que no creo que haga falta nada más.

Tener una enfermedad es malo, nunca es agradable. Pero creo que estas mujeres que han salido de ella, o que siguen luchando, o conviviendo con ella, son mujeres distintas. Más fuertes, más amables o simplemente son distintas, únicas. Inexplicables.

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